Ehh, tú... Quiero, amigo, que sepas algo:
Que hace tiempo caí y no me he conseguido levantar aún.
Que las esperanzas son frágiles, y a veces no mojan más allá de la piel encallecida de los corazones rotos.
Que necesito agua a cada instante. Que tengo Sed, mucha Sed, y no me calman mil manantiales serenos.
Que quiero tirar para adelante, volver a empezar, ser al fin... y siempre quedo varada en el mismo sitio.
Que soy como perrillo flaco, que no es que todo se le vuelvan pulgas, pero todas las pulgas lo atacan.
Que quiero levantarme y andar ahora que puedo hacer camino... pero no tengo valor para sentir las piedras clavadas en mis pies amoratados.
Que no quiero darle la razón que no tienen a los que baticinaron que fracasaría por mi propio pie, y sé que estoy haciendo oposiciones.
Que quiero seguir... avanzar... mejorar... centrarme... estar a la altura, y me enzarzo en mil y una aventuras sin importancia que me evanden de lo Único, de la piedra fundamental.
Que quiero apurar como siempre el vaso del sacrificio que se hace por amor, y me faltan agallas para hacerlo como siempre lo hice.
Que quiero sentir el yugo dulce del trabajo en mis espaldas, calando y traspasando hasta el último codo de mi historia... y sin embargo, hoy, vagueo de nuevo.
Que sé que no siempre fui así, que solamente caí y no me pude aún levantar. Que me pesan el alma y el cuerpo. Que quiero ser y no puedo, y acaso nadie se da cuenta.
... Que no puedo con el alma, y tal vez sólo una palabra tuya bastaría para sanarme.
Sentada, en la posición del loto, deja que tu respiración fluya poco a poco por los canales abiertos que para ello tiene el cuerpo. Trata de liberar tu mente hasta dejarla "en blanco". Permanece así unos minutos. Vuelve a la "normalidad"... Y verás que el levantamiento no te resultará pesado... y podrás andar como quien levita...
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