Si me pierdo en tu mirada, me llevas a un mar en calma de atardecida.
Si me enredo entre tu pelo me tornasola el alma un sol plácido en el invierno.
Y si me paro a tu vera... me quedo para siempre a tu caricia.
Todo el blanco y todo el sol lo acrisolaste: el atardecer y el mar, la fuente y la rama, el balcón y el arriate, la brisa salina y dorada, la calma plácida que adormece, la alegría de una calleja de pobres, la finura de la plata repujada.
Todo se hizo Tú, y Tú lo eres todo...
Y al recordarte todo lo recuerdo.
Y en todo lo que recuerdo te hallo.
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