lunes, 8 de agosto de 2011

Cuando cuesta amar

Cuando cuesta amar, y entre los brazos,
dormida la esperanza, parpadea
como sórdido fantasma por la nada
la guadaña del hastío y la impotencia.
Cuando cuesta amar,  y si se ama
es porque se amaba ayer a manos llenas.
Y no hay lágrimas de sal en la partida
porque ya sólo partida es lo que queda.
Cuando quieres esperar, pero te falta
el amado sortilegio del que espera,
la serpiente de la muerte escarba abismos
en el alma de soledades hueras.
Te has marchado, o tal vez yo me he marchado.
¿Qué pasó?. ¿Y cuando fue la hora aquella?.
¿Murió solo?, ¿lo mataron?, ¿sigue vivo?.
¿Agoniza quizá?. ¿Quizá despierta?.
Desandar lo nuestro, correr otros caminos.
Sin pensar por qué, andar otras veredas.
Nos buscamos, alejándonos acaso
Sin querer pensar que el tiempo no nos vuelva.
Cuando pesan las tibiezas en el alma,
siendo el alma tan ajena a la tibieza…
Y una mentira falsa y piadosa
Sin sentirla, empeñamos en creerla…
Nos hacemos daño hundidos en el sueño
de un abismo en la mitad de la Tierra.
Ni te dejo, ni te quiero, ni me miras,
Ni te miro, ni me quieres, ni me dejas.
Porque faltan los suspiros en el alma.
Porque el alma se nos ha quedado seca.
Y nos pesan los fracasos, y nos falta
Los abrazos, las caricias y la entrega.  

                 -----oooo-----

No supimos. Solamente amamos sin reparo.
No sabíamos qué era la quimera.
No entendíamos, y otros no entendían.
Escapamos del siglo y de la esfera.
No quisimos rasgar el tenue velo
que nos regaló una vez la luz serena.
Y vivimos sin vivir, y cavilamos
que tan sólo con amar preciso fuera.

Pero no. No supimos. No entendimos
que no se puede ser sin que otros crean.
Que las miradas pueden ser puñales.
Que la soledad es mala compañera.
Que cuatro brazos no son más que una isla
sin mar, en el mar de la maleza.
Y que puede más un corro de vecinas
que todos los amantes de La Tierra.

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